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Leyendas en la Tierra del Roble. El Oso y el Buey de Santo Toribio.

Oso pardo cantábrico en la montaña pasando por un pedrero entre el bosque.

El oso pardo habita y cría en la montala palentina.

Comarca de Liébana. Cantabria

Santo Toribio de Liébana es de gran devoción por las gentes de esta comarca cántabra. En los últimos años del siglo X o principios del XI, sobre el solar primitivo de una iglesia, Santo Toribio comenzó a levantar un templo. Uno de los arcos cruceros arranca de dos esculturas; una representa la cabeza de un oso y la otra la de un buey. Cuenta la leyenda que el buey paciente y manso, ayudaba a la construcción de la iglesia, ni el domingo era para él día de descanso. Un día un bello oso cantábrico, muy abundante en aquellos tiempos, hambriento e irritado de la presencia del buey en lugares que tenía por territorio, salió súbitamente de la maleza y se arrojó sobre el indefenso buey acabando con su vida. Todavía no se lo había comido, cuando Santo Toribio, se dirigió al oso con su inspirada palabra: «Ciego agente de la naturaleza bruta, intentas despojar al hombre de los medios que su inteligencia se procura para obedecer a Dios y servir sus altos designios; pues de parte de Dios vivo serás a tu vez instrumento dócil de su voluntad omnipotente y obedecerás al Señor de todo lo criado.» Y manso el oso, vino a ocupar el lugar del buey y a suplirle en los oficios que prestaba al bienaventurado artífice.

Posdata: el ser humano siempre buscando excusas para dominar a todos los seres de la tierra.

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