El ciervo es el mayor de los hervíboros silvestres presente en la península ibérica, pudiendo llegar a alcanzar los grandes machos más de 200 kg. Su color es marrón rojizo con tonos grisáceos. El cuerpo de los cervatillos presenta puntos blancos. En los machos, las cuernas evolucionan a partir de cierta edad. Cuando son más jóvenes tienen una sola punta, a esta edad se les denomina varetos. El número de puntas de las cuernas se desarrollan por motivos genéticos y por factores ambientales favorables, no teniendo relación directa con la edad.
Los hábitats de este herbívoro son dispares y sus hábitos también varían según la zona que habitan, siendo más esquivos en los lugares donde se les da caza. Sin embargo, en parques nacionales donde están protegidos puedes ser demasiado confiados, provocando situaciones que no son las más adecuadas tanto para los venados como para las personas.
El periodo de celo comienza en el mes de septiembre con la famosa berrea del ciervo. Los machos compiten para formar el mayor grupo de hembras posibles para procrear con ellas, asegurando así la mejor genética. La caza en este periodo es muy perjudicial ya que los ciervos con mejor genética se exponen y son cazados, este hecho hace que la genética de la especie empeore y a peor genética individuos más débiles y enfermos; con lo cual pueden contribuir a transmitir enfermedades al ganado domestico. Lo ideal para el buen funcionamiento del ciclo de la vida son ecosistemas con depredadores naturales que regulen a los individuos enfermos o débiles.
El ciervo se alimenta de pasto, brotes tiernos de árboles y arbustos, etc. Los depredadores que pueden controlar las poblaciones de ciervos son el lobo y, en menor parte, el oso pardo.