En la Tierra del Roble nos apasionan las selvas y no solo porque son los pulmones de nuestro planeta que por supuesto también; nos encantan por algo mucho más banal, nos gustan por su belleza sin límite, por lo increíble que es cruzarlas escuchando los sonidos de los pájaros y de los monos aulladores. El sol penetra entre las ramas e invade al mundo vegetal que lucha por emerger hacia el Dios Ra para absorber su poderosa energía. Nos encontramos aquí, bajo los árboles, con un verdadero jardín botánico natural y nos fijamos con curiosidad en las plantas de interior que estamos acostumbrados a ver en nuestra casa pero multiplicadas en tamaño y color. Sobre nuestras cabezas, las sombras de los grandes árboles de la selva dónde crecen y se salvaguardan numerosas especies de fauna, un verdadero hábitat entre las ramas.
La selva Venezolana poderosa en Canaima.
Los magníficos tucanes gozan de picos multicolores con los que pueden abrir las semillas más apreciadas y duras de la selva.
La selvas de Costa Rica son tranquilas y seguras, habitadas por infinidad de animales y especies de flora.
Un tapir se acerca atraído por los olores de la comida, aunque siempre debemos tener en cuenta que no se debe dar de comer a un animal salvaje por motivos de seguridad para él y por nosotros mismos.
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